20 octubre 2007

¡Con un par de huevos!


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Huevos rellenos a la marissien

Huevos escalfados sobre lecho de habitas baby
aderezadas con jamón y fois

Rollito de tortilla con caviar de trucha asalmonada


Para finalizar

Apple egg


Cervezas

San Miguel 1570

Löwen Weisse

Bucler 0,0



Vinos

Merlot Crianza D.O. Penedes (2000)

Reserva del 2000 FOC

Viña Martina (Blanco)


Licores
Orujo Valle de Bedoya


19 octubre 2007

Espuma de ola

Ingredientes:
1/2 k. huevas enteras de jibia
1/2 k. huevas enteras de merluza, más bien grandes
una latita de huevas chiquitinas en salazón (cangrejo, merluza, bacalao...)
un cogollo de lechuga
una endivia
un tronquito central de apio
una zanahoria
cinco nueces
aceite, limón, sal

Lo primero es cocer las huevas: las de jibia se cubren de agua fría y se tienen hirviendo unos cinco minutos.

Las huevas de merluza son más delicadas: tomar un lienzo de algodón alargado e ir poniendo una hueva, envolver con la tela, poner otra hueva, envolver y así sucesivamente: no deben tocarse una con otra. Coser el paquete de forma que no se deshaga y cubrirlo de agua fría y dejar que hierva unos cinco minutos.

Tanto unas como otras se deben dejan reposar en el agua hasta que la temperatura permita su manipulación.

Se prepara un aliño cortando menudísimo la parte blanca y crujiente de una hoja de endivia, una ramita de apio, algo de zanahoria, las nueces sin piel, aceite de oliva y limón. Por último, se ponen las huevas en salazón. Mezclar muy bien y no poner sal, ya que con la que aportan las huevas es suficiente.

Preparar una ensalada con tiritas muy finas de lechuga, endivia y ralladura de zanahoria.

Laminar las dos clases de huevas e irlas colocando en filas, alternado el color (blanco, rosa, blanco, rosa...). Salpicar con el aliño y poner la ensalada como guarnición.

12 octubre 2007

Moras negras


Un chiquillo negro que llevaba un enorme sombrero de paja y apretaba con fuerza un cubo de moras.


Otras voces, otros ámbitos
Truman Capote


06 octubre 2007

Arroz con leche


Ciertas tías devotas no pueden contenerse,

y lloran al mirarme.

Otras mucho más tímidas me hacen arroz con leche,

como cuando era niño,

y sonríen contritas, y me dicen:

qué alto

si te viese tu padre...,

y se quedan suspensas, sin saber qué añadir.


Así parece
Ángel González

(Lorenzo Donati)