30 julio 2008

Arroz en cuenco de piel


Comencé a comer desesperadamente de aquellas manos de una blancura insólita. Cada cuando lamía un grano de arroz al tiempo que un trozo de piel aromatizada. El simple contacto con una piel que era como el propio jade me hacía pensar que yo seguía siendo un hombre libre y que no todo estaba perdido.


El secreto de la porcelana
Emilio Calderón

(Campo de arroz en la provincia de Oki. Utagawa Hiroshige)

28 julio 2008

El paraíso perdido


Te conocí

en el Supermarker. Entre carne

y verduras enlatadas

mi amor

ha madurado prontamente.

Y seguí caminando

a tu costado. Tú mirabas

el pan hecho paquetes; las manzanas,

las uvas, las cerezas

en sus frescos envases

tentadores. Había

mucha luz

en esa esquina. El aire

despeinaba tu sonrisa.


El paraíso perdido
Winston Orrillo

26 julio 2008

Pan con mantequilla


A la luz de una vela me sirvieron la cena. A ratos apoyaba ambos brazos en el tablero de madera y, ya cansado, mordisqueaba mi pan con mantequilla.


Niños en el camino vecinal
Kafka

(Pa i gerra. Salvador Freixas)

25 julio 2008

Langosta asada


El cigarro puro jamás abandonaba su boca. Nunca lo apartaba de ella, tal vez a excepción del instante en que engullía un bocado de langosta asada o degustaba una cucharadita de sorbete de pistacho.


Zanzíbar. Ébano
Ryszard Kapunsciski

20 julio 2008

Manojitos de boquerones


Llevo acabados de echar
Boquerones "victorianos"
Cual duendecillos enanos
Que viven dentro del mar.

Son buenos para probar
El primor de las mujeres,
Pues dan menudos quehaceres
Al unirlos con mil mañas,
Cual panojas de pestañas
O manojos de alfileres.


Pregón del pescado
Salvador Rueda

(Cesta de boquerones. José Luis Nieto)

19 julio 2008

Setas de la Sierra de Segura


Entre otras cosas, comimos las famosas setas de la Sierra de Segura, doradas a fuego muy vivo en mantequilla y después hervidas a fuego lento en vino y hierbas aromáticas. Acabada la cena, los hombres, que habían cocinado la mayor parte de la misma, fregaron los platos mientras las mujeres mecían a los bebés. Ésta era la España moderna.


Entre limones
Chris Stewart

(Hongos. Fernando Falcone)




17 julio 2008

La sandía


Cual si de pronto se entreabriera el día
Despidiendo una intensa llamarada,
Por el acero fúlgido rasgada
Mostró su sangre roja la sandía.

Carmín incandescente parecía
La larga y deslumbrante cuchillada,
Como boca encendida y desatada
En frescor borbotones de alegría.


La sandía
Salvador Rueda

(Vendedora de sandías. José Javier Toro)

15 julio 2008

Rosquillas


¿Por qué no era su madre como otras madres? Pero así era y todos los días lo comprobaba. La madre de Jack Hawley le excitaba: le daba rosquillas con tal gracia que el corazón se le ponía tierno.


Espera a la primavera, Bandini
Jonh Fante

14 julio 2008

Insonmnio


Con hambre de pan
se puede dormir,
lo digo por ti.

Con hambre de la otra
no se puede dormir,
lo digo por mi.

Insomnio
Gloria Fuertes

(Plato con pan. Tomasa Martín)

12 julio 2008

Té-con-leche


Como ahora mira la taza blanca. Desde que desayuna con té-con-leche, siente el placer fácil de contemplar la taza blanca, rodeada de platillos con manteca, queso, dulce, pan tostado. Es un momento de intimidad, de soledad provechosa y desnuda. Se trata de algo simplemente creador, esto de acomodar la manteca en la rebanada, esto de dejar penetrar lentamente en el líquido los terrones de azúcar que sostiene la cucharilla. Ahora, con la taza a la altura de la boca y a través de su aureola humeante, puede verse la ventana de cielo, puede verse la ventana de nubes.

Esta mañana
Mario Benedetti

(Taza. José Luis Espinosa)

11 julio 2008

La olla


En mi callejón vivía una mujer sola cuya única propiedad era una olla. Se ganaba la vida comprando a crédito judías de las vendedoras, las hervía, las aliñaba con una salsa y las vendía a la gente. Para muchos un cuenco de judías constituía la única comida del día. Una noche nos despertó un grito desgarrador. Todo el callejón fue presa de cierta agitación. La mujer, enloquecida y desesperada, corría en círculos: unos ladrones le habían robado la olla: había perdido su único medio de vida.


Mi callejón 1967. Ébano
Ryszard Kapuscinski

09 julio 2008

Sopa de serpiente


-¿Ha cenado? -me preguntó mi anfitrión.

-No -respondí.

-Le traeré un poco de sopa de serpiente.


El secreto de la porcelana
Emilio Calderón

08 julio 2008

Gazpacho


Más quiero hartarme de gazpachos que estar sujeto a la miseria de un médico impertinente que me mate de hambre.


Don Quijote

06 julio 2008

Amar en Japón


"En Japón un té no es solo un té, y una flor no es sólo una flor. Todo tiene un significado especial".

¿Y cómo expresa el amor una sociedad tan refinada?

"Decir te amo es una brutalidad para nosotros. Si quiero seducir a un hombre, lo haré con pequeños gestos: un haiku, una comida especial o una disposición particular de las flores. Es algo muy sutil".

¿Y si el hombre no comprende tanta sutileza?

"Entonces, ese hombre no es digno de mi amor".


05 julio 2008

Comer es un placer... sensual


La gastronomía es un placer muy sensual, el primer sentido al que llegamos es el visual, después el olor, la cocina debe tener alma, pero cuando traspasa la boca, es ahí donde quiero quedarme.



(Camille Engman)

04 julio 2008

Buenas maneras


Todo parecía de su agrado, hasta el sabor del agua templada de un lavamanos de plata que vació de un trago al terminar la comida. Luego cogió la rodaja de limón y le hincó los dientes haciendo una mueca por lo ácido que estaba. Al verla actuar así, las niñas pensaron que era lo que se debía hacer e imitaron a su madre. Se llevaron el lavamanos a los labios y sorbieron el agua con sabor a limón, algo extrañadas ante las raras costumbres de aquel país. Acto seguido, don Ángel efectuó la misma operación. El rajá tuvo que hacer grandes esfuerzos para disimular su estupor, mientras los camareros parecían estatuas de piedra. De pie, en las esquinas del saloncito, sólo se atrevían a cruzar miradas de consternación.


Pasión india
Javier Moro

(Summer Soirée. Linda Jane Smith)

03 julio 2008

Un cognac!


Estoy arrellanado en el sillón, junto a la chimenea en que crepita el fuego. Tengo la copa de cognac en la mano derecha. Con la mano izquierda, caída descuidadamente, acaricio la cabeza de mi perro... hasta que descubro que no tengo perro.


La cabeza del perro
Arthur Conan Doyle