Blanca apartó los visillos y miró a través de la ventana las hojas duras y ásperas, de un verde opaco, de la higuera. Ya apuntaban, incipientes, los botones cerrados de las brevas. Ése era su desayuno favorito en las mañanas del verano, brevas frescas, recién cogidas. Lechoso aún el tallo, las colocaba sobre sus mismas hojas en un cestillo y, despacio, saboreándolas, las comía en las primeras horas mientras el monte, frente a ella, iba emergiendo, desperezándose de su propia noche.
El Corazón de la Tierra
Juan Cobos Wilkins
Somos un grupo de amigos. Nos gusta cocinar, saborear la amistad y la buena mesa.
05 junio 2013
02 junio 2013
Huevos, tostadas y café
01 junio 2013
Jamón, jamón
No se le iba de la mente la clara luz de su niñez ni su tío,
el tuberculoso que se iba muriendo porque no le podían dar jamón, que es lo que
recetaba el médico.
La novia
Raúl del Pozo
Suscribirse a:
Entradas (Atom)