28 octubre 2020

Los dos al mismo tiempo en la cocina.

Ahora, en cambio, no decía hmm, sino que preparaba con esmero exquisito su desayuno, que no es sencillo como el mío: dos rebanadas de pan que yo mismo horneo cada sábado, una con un poco de caviar barato y la otra con queso y mermelada de ciruela y mora, hecha también por mí durante los veranos en la isla. A mí me gustaba desayunar con la edición matutina del periódico desplegada frente a mí como si fuera un mapa, para ir preparando mis actividades del día. Disfrutaba de aquellas mañanas en soledad, y mi mujer también las disfrutaba.
Ahora estamos los dos al miso tiempo en la cocina.

Otra vida por vivir
Theodor Kallifatides

26 octubre 2020

Placeres


Su aliento es como miel aromatizada con clavo de olor;
Su boca, deliciosa como un mango maduro.
Besar su piel es como probar el loto.
La cavidad de su ombligo oculta acopio de especias.
Qué placeres yacen después, la lengua lo sabe,
pero no puedo decirlo.

Srngarakarika, Kumaradadatta (s.XII)

24 octubre 2020

La esquina de la vendedora de guayabas

¿CREES que esta esquina de la vendedora de guayabas

donde tú me encontraste con terror y júbilo

aunque sólo demostraste palidez y silencio)

la borrarán Los Ángeles o Les Champs Elysées?

Epitafio para Joaquín Pasos
Ernesto Cardenal

22 octubre 2020

Un almuerzo lo más rápido posible

Él pidió "un almuerzo lo más rápido que pueda" y ella, sin tratar de apresurarse le sirvió un plato de sopa con un hueso pelado y picadillo de plátano verde. En ese instante pitó el tren. Envuelto en el vapor cálido y saludable de la sopa, él calculó la distancia que lo separaba de la estación e inmediatamente después se sintió invadido por esa confusa sensación de pánico que produce la pérdida.

Un día después del sábado
Gabriel García Márquez

20 octubre 2020

Una ccomida


El verde fatigado de los pinos
le daba suavidad al mediodía
de invierno. Las ventanas
del comedor se abrían a los árboles
y a la pequeña carretera gris
de suburbios con fábricas y bosques.
Sentados en silencio se miraban
demorando el más grato de los sueños
-dos sueños diferentes- que se desvanecían
en el cielo invernal.
Han quedado dos tazas de café,
servilletas y vasos,
y las sillas vacías que prolongan
el diálogo de sueños diferentes
por la tierna pendiente de la tarde.
Atormentada por su larga sed,
una sombra que ha vuelto hasta la mesa
no puede alzar los vasos con el poso
de vino rojo que atraviesa el sol,
ni mover las dos sillas que han quedado
en este restaurante, una frente a la otra
mirándose a los ojos sin mirada,
conversando sin voz e imaginando
cómo son los suspiros y caricias
que nunca llegarán. La soledad
regresará por esta carretera
y buscará en las calles del crepúsculo,
en la ciudad, el frío de los ojos
que unió aquellos dos sueños separados.

Una comida
Joan Margarit


15 octubre 2020

Excelente coñac

Cenaron opíparamente. El mayor escogió los vinos con acierto y, luego de los postres, bebiendo un excelente coñac, le repitió que no había motivos para temer sanciones o represalias.


Nombre de torero
Luis Sepúlveda

12 octubre 2020

Y lentejas también

A las doce en punto, un muchacho atravesaba el corredor con un portacomidas de cuatro secciones que contenía lo mismo todos los días: sopa de hueso con un pedazo de yuca, arroz blanco, carne guisada si cebolla, plátano frito o bolló de maíz y un poco de lentejas que el padre Antonio Isabel del Santísimo Sacramento del Altar no había probado jamás.

Un día después del sábado
Gabriel García Márquez

10 octubre 2020

Parrilla de cabrito a la sal de piedra y palitos de romero

La mujer avivó el fogón. con una pala de mango corto separó dos montoncitos de brasas y las puso debajo de la parrilla. Enseguida salió a la limpia noche otoñal, como siempre, se santiguó bajo las miles de estrellas que guardan las almas de los náufragos y cortó una generosa porción del costillar de cabrito que se oreaba colgado de un alambre. Regresó a la vivienda, tiró la carne a la parrilla y la condimentó con sal de piedra y palitos de romero. Desde la cama el viejo le gritó que tostara bien las grasas, que le sirviera un vaso de vino y que diera vuelta al disco.


Nombre de torero
Luis Sepúlveda


07 octubre 2020

Comer y viajar

Cuando volvió al asiento la madre la esperaba para comer. Le dio un pedazo de queso, medio bollo de maíz y una galleta dulce, y sacó para ella de la bolsa de material plástico una ración igual. Mientras comían, el tren atravesó muy despacio un puente de hierro y pasó de largo por un pueblo igual a los anteriores, sólo que en éste había una multitud en la plaza.

La siesta del martes
Gabriel García Márquez

(Porción. Clara Gómez)



04 octubre 2020

Arroz y frijoles


PERO en la noche ves tu arroz y tus frijoles fritos,

con una cuajada fresca, y una tortilla caliente,

o un plátano asado,

los comés sin guardaespaldas.

Y tu jícara de tiste no la prueba primero un ayudante.

Y después tocás si querés en tu guitarra una canción,

y no dormís rodeado de reflectores y alambradas y torreones.

Imitación de Propercio
Ernesto Cardenal

30 septiembre 2020

Sopas tontas

-¿Qué hizo de comida?
-Sopa de pollo. Ya sabe que no debe comer cosas pesadas por las tardes. Se lo dijo el doctor Aguirre.
-Macanas. Sopas tontas. ¿Qué sabe ese veterinario? Quiero mascar, ¿comprende? Ahí fuera hay un costillar de... ¿cómo se llama la oveja cornuda que traiga Jacinto?

Nombre de torero
Luis Sepúlveda

18 septiembre 2020

Tamalitos de Cambray

Dos libras de masa de mestizo
media libra de lomo de gachupín
cocido y bien picado
una cajita de pasas beata
dos cucharadas de leche de Malinche
una taza de agua bien rabiosa
un sofrito con cascos de conquistadores
tres cebollas jesuitas
una bolsita de oro multinacional
dos dientes de tragón
una zanahoria presidencial
dos cucharadas de alcahuetes
manteca de indios de Panchimalco
dos tomates ministeriales
media taza de azúcar televisora
dos gotas de lava del volcán
siete hojas de pito
(no seas malpensado es somnífero)
lo pones todo a cocer
a fuego lento
por quinientos años
y verás qué sabor.

Tamalitos de Cambray (5.000.000 de tamalitos)
(A Eduardo y Helena que me pidieron una receta salvadoreña)
Claribel Alegría

16 septiembre 2020

Una cerveza tibia, y otra, y otra...

Cansados luego de ocho horas de trabajo en fábricas u oficinas, sin la energía ni el deseo de entrar a un café cálido y sentarse a decidir en qué emplear las dulces horas del ocio bien ganado. Herméticos, dando sorbos a la infaltable lata de cerveza tibia, camino de un hogar silencioso, de un pan silencioso, de unos pepinillos silenciosos, de unas lonjas de salchichón tristísimo, de unas pantuflas incómodas pero que preservan la moqueta, de una cerveza y otra y otra más, frente al televisor a muy bajo volumen para comprobar si el vecino de arriba respeta las leyes del silencio.

Nombre de torero
Luis Sepúlveda




09 septiembre 2020

Helado arco iris

Terminan sus sándwiches y se beben sus cafés. Mientras Lise pide un helado arco iris, la señora Fiedke considera la posibilidad de que le apetezca algo más, pero acaba descartándolo.

El asiento del conductor
Muriel Spark

05 septiembre 2020

Miel con mantequilla

Alguna vez había quedado en una pastelería de la plaza con una chica que, con unas restricciones draconianas, era entonces mi novia. Cuando podíamos, comíamos miel con mantequilla. Cuando no, nos sentábamos en las bancas que había debajo de las acacias.

Otra vida por vivir
Theodor Kallifatides

03 agosto 2020

A sorbos como el té

Ya es hora, jueves.
Puedes marcharte satisfecho.
Conociste mis lágrimas,
¿qué más da?
Fui el niño 
que tocaba una dulzaina
y no pudo librarse del incendio.
Y fui también l madre.
Y el viejo que dormía
cuando estalló la bomba.
Y el piloto.
Y la mujer sin tiempo para el beso
y el hombre que corría
blasfemando.

Todo eso me lo has dado en una tarde,
a sorbos
como el té.
...

(Jueves. Claribel Alegría)


31 julio 2020

Café y pipa

Lo mismo me ocurría con la escritura. Era como si me encontrara de guardia. Y si me despertaba a las tres de la mañana, me levantaba, hacía café, encendía mi pipa, y escribía en la mesa de la cocina hasta que llegara la hora de tomar el tren que me llevaría a mi estudio.

Otra vida por vivir
Theodor Kallifatides

30 julio 2020

Vino y pulpo asado

Si estos inquietantes emisarios se sentasen en la taberna de algún puerto, a beber vino, comer pulpo asado, hablar y emborracharse con desconocidos (nunca lo hacen por prudencia), podrían contar grandes historias de viajes.

El laberinto en un junco
Irene Vallejo

26 julio 2020

Tentempié de media mañana

Las azafatas avanzan por el pasillo sosteniendo unas bandejas de comida que empiezan a colocar delante de los pasajeros. Lise y Bill bajan la mesita adosada al respaldo delantero, dispuestos a recibir sus raciones. Es la mínima expresión de un tentempié de media mañana a base de salami sobre lechuga, dos aceitunas verdes, un rollito de jamón de York relleno de ensaladilla rusa y de un pedacito de algún producto escabechado, todo ello presentado sobre una rebanada de pan. Hay también un pastel con vetas de crema blanca y de crema de chocolate, además de una porción de queso americano envuelta en papel de plata, que se complementa con unas galletas en envoltorio de celofán. Junto a cada bandeja una taza de café de plástico.

El asiento del conductor
Muriel Spark

01 julio 2020

La Big Mac

El amor es como una Big Mac: los dos cuerpos son de carne y se encuentran en movimiento armónico. El delicioso panecillo envuelve los cuerpos en amoroso y cálido abrazo. Los besos con como un húmedo chorro de salsa tártara. Ardientes como las cebollas son los corazones que se adoran. Las esperanzas, todavía niñas, están verdes como la ensalada. El queso y el pepino provocan mayor apetito.

Quarterao, periódico de McDinald`s, filial de Río de Janeiro, 1983
Citado en Cabeza de turco
Günter Wallraff

30 junio 2020

Sándwiches de jamón con tomate

En el bar ocupan un velador, donde apoyan los bolsos, el libro de Lise y los codos. Piden sendos cafés y sándwiches de jamón con tomate. Lise coloca el libro contra el bolso, como para dirigir la vistosa cubierta a quien corresponda.

El asiento del conductor
Muriel Spark

16 junio 2020

Bistec flamboyé

Aquel tren iba decididamente a una velocidad de vértigo. Le pareció que haría una especie de buena acción, de cortesía con todo el vagón si iba a maquillarse de nuevo, lavarse las manos, retocarse el cabello antes de que llegaran el bistec flamboyé, el lenguado a la guillotina o el bombón que durante una hora iban a constituir su destino más próximo.

El párpado izquierdo
Francoise Sagan

22 mayo 2020

Veneno verde

Ya ni me acuerdo de qué razón nos hacía a veces abandonar el afable y acogedor Café Nacional y cambiar su atmósfera llena de humo por el humo igual y el mal olor del antiguo Slávie de los actores, situado en la esquina, frene al Teatro Nacional. Nos sentábamos al lado de la ventana que daba al muelle y sorbíamos el ajenjo. Era una pequeña coquetería con París, nada más.

Toda la belleza del mundo
Jaroslav Seifert

(La bebedora de absenta. Edgar Degás)

13 mayo 2020

Feta, acelgas y resina

Una noche en la plaza Gyzi, me armé de valor. Me senté en una suvlakería, a comer algo. El camarero era albanés y hablaba un griego extraordinario.
-¿Feta, acelgas y retsina también hoy? -me preguntó sonriendo.
Sólo nos habíamos visto una vez y se acordaba no únicamente de mí, sino de mi frugal comida. Me dieron ganas de darle un beso. No era más inteligente que otros camareros, no tenía mejor memoria. Pero estaba en el estado de alerta del inmigrante.

Otra vida por vivir
Theodor Kallifatides

24 abril 2020

Primer café de la mañana en el balcón mágico de mamá

A la mañana siguiente me despertaron las palomas que zureaban como motores que no podían arrancar. Eran las cinco de la mañana. Fui a la cocina, preparé el café y salí al balcón mágico de mamá.

Otra vida por vivir
Theodor Kallifatides

30 marzo 2020

Un tazón de chocolate

Había publicado un anuncio en un diario que se llamaba El Fomento del Comercio, y cada mañana releía su propio nombre y su título, no sin vanidad, mientras apuraba calmosamente un tazón de chocolate que le servía casi a tientas su patrona, una mujer arisca y caritativa que sospechando su necesidad no lo acuciaba con la exigencia del mísero alquiler, y que sin duda había adquirido el arte supremo con que espesaba y endulzaba el cacao en sus años de servicio en casa del párroco de la cercana iglesia de San Isidoro.

El jinete polaco
Antonio Muñoz Molina

20 marzo 2020

Salchicha danesa

Para conversar, sin embargo, había que ir a otro lado. Por eso se dirigió al restaurante de los paquistaníes, pero no acababa de entrar cuando sintió el golpetazo de un olor penetrante "como a cagalera" y salió volando. Se comió una salchicha danesa con otro griego, el de la plaza contigua, que se extrañó de verlo.

Otra vida por vivir
Theodor Kallifatides

17 marzo 2020

Mucha champaña

Mucha champaña, mucho jolgorio, por lo que el despertar al alba, antes de ir al golf, había sido muy penoso. Y la admiración burlona que había mostrado el joven al verlo llegar a la hora, no le había gustado mucho.

A mitad del recorrido
Francoise Sagan

(Heidsieck and Co. Mucha)

15 marzo 2020

Los sándwiches de Olof

En una ocasión vimos al futuro primer ministro Olof Palme, que viajaba con sus hijos. Estaba sentado en el suelo con las piernas cruzadas comiendo los sándwiches que les había preparado su mujer. Ni guardaespaldas, ni coches de la policía, ni nada. Suecia en ese entonces aún era inocente, pero no lo sería por siempre.

Otra vida por vivir
Theodor Kallifatides

13 marzo 2020

Boniatos y algarrobas

Un cuarenta y cinco es lo que hacía falta que viniera, decían, para que supierais agradecer lo que tenéis, pan blanco y carne de pollo y no boniatos y algarrobas, lo que os hemos dado con el sacrificio de nuestra juventud y nuestra vida y ahora desdeñáis.

El jinete polaco
Antonio Muñoz Molina

23 enero 2020

Un vino como nunca has bebido

La Futura dudó, pareció buscar la aprobación del enano, luego, de repente, se decidió:
-Bueno -dijo-, vas a cenar conmigo. Vas a comer muy bien, con un vino como nunca has bebido en tu vida y como nunca más beberás.

La Futura
Francoise Sagan

21 enero 2020

Una salchicha grasienta acaba con la vocación pictórica

De todas maneras, yo no llegué a ser pintor. Porque ocurrió lo siguiente: en la cuarta o en la quinta clase, más o menos, nos sugirió el profesor Marek que trajéramos de casa los modelos con los que montaríamos en la clase el bodegón propio. Mis compañeros de clase traían manzanas, naranjas, limones, floreros con rosas, diversas cajitas y candeleros.
Yo también traje conmigo objetos para hacer una naturaleza muerta muy proletaria, que armonizaba con el barrio obrero de Zizkov: una botella de cerveza, un vaso, una rebanada de pan y una salchicha envuelta en un papel grasiento. Monté el bodegón sobre la mesa de dibujo y esperé, con los demás, a que el profesor diera su visto bueno.
Cuando se me acercó, me miró y soltó con violencia:
-Por Dios, Seifert, quite esa salchicha. ¡No permitiré por nada del mundo que la pinte!
No tardé más que un par de segundos en comprender su preocupación. Y me quedé estupefacto.
Y en aquel momento memorable decidí que sería mejor escribir versos.

Toda la belleza del mundo
Jaroslav Seifert

16 enero 2020

Agua de menta

-Ya ves -dijo, apoyada en el decorado y bebiendo su agua teñida de menta-, ya ves, si no me ocupo más de ti no es porque no me gustes, incluso te amo, como se puede amar a mi edad, pero...

La diva
Francoise Sagan

09 enero 2020

Un buen café italiano

Luego se tomó un cafecito en el café del italiano, al que daba igual lo que le dijeras, siempre te respondía "Juventus", pero hacía buen café.

Otra vida por vivir
Theodor Kallifatides

06 enero 2020

Quesito de cabra y chianti

Ahora la mujer se quedaba con él todo el día. La vieja no subía. Las piernas de Miles mejoraban, comía quesitos de cabra muy perfumados. Luigia había colgado sobre su cama una botella de chianti que no tenía más que inclinar para recibir en la garganta un chorro de vino acre y de color rojo oscuro. El sol inundaba al granero.

El cielo de Italia
Francoise Sagan