
Cuando Alzire y los niños llegaron repartió la sopa de fideos en tres platos pequeños, diciendo que ella no tenía apetito. Y aunque Catherine había colado ya el poso de café de la víspera, volvió a hacerlo, y se bebió dos tazones de un café tan claro que parecía agua de castañas. Pero le bastaría para tenerse en pie.
Germinal
Émile Zola
(La mesa está servida. Borges Soto)