30 octubre 2011

Moras


Hasta que un día rompió a hablar, primero tartamudeando pero luego hablando muy deprisa, y ya no hubo quien la pudiese parar su retahíla de historias que contaba sobre un palacio que había allí en su pueblo, más bonito que el del rey, y de los ángeles que había allí dentro y con los que ella comía moras.

María Bárbola
José Jiménez Lozano

(Mora de verano. Petula Stone)

No hay comentarios: