Se oían tambores por todas partes, y grupos de zancudos se ocupaban de distraer a los viandantes con sus juegos de equilibrios. De cada casa colgaban vistosos farolillos adornados con tiras de papel con sus correspondientes adivinanzas, y todo el mundo comía yuanxiao, bolas de arroz glutinoso rellenos de carne o de dulce.
El secreto de la porcelana
Emilio Calderón
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