EN NAVIDAD...

Lo que sucedió ayer fue todo un acontecimiento. Cathy Beard, que lleva muchos años escribiéndome y enviándome caramelos y bizcocho casero por Navidad, pero a quien  no conocía en persona, vino a comer y estuvimos charlando como cuatro horas seguidas.

La casa junto al mar
May Sarton

BERENJENAS A LA PROVENZAL

A veces, cuando estaba desbordado, me autorizaba a ocuparme de la cocina. Incluso me enseñó a preparar, antes del servicio, la que sería más tarde una de mis grandes especialidades, las berenjenas a la provenzal, que temo sean suplantadas por las de la otra Rose de Marsella, mi competidora siciliana.

La cocinera de Himmler

Franz-Oliviert Giesbert

PIMIENTA DE SICHUAN

-O sea que en Kioto llaman "kuramani" a los guisos que se preparan con pimienta sansho. En mi tierra los llamamos "arimani".
-Supongo que será un signo de orgullo local. Tanto en Kurama, en Kioto, como Arima, en Kobe, son célebres por su pimienta.

Los misterios de la taberna Kamogawa
Hisashi Kashiwai

JUNTO AL FUEGO DE LA CHIMENEA

Al final, el frío nos obligó a entrar, y nos sentamos al fuego de la biblioteca para seguir charlando mientras se cocía el marisco. Fue una charla maravillosa, larga y tranquila, sobre nuestras vidas, sobre dónde hemos llegado.

La casa junto al mar

May Sarton

HUEVOS Y MÁS HUEVOS

Hay también restaurantes que se llaman "The eggs and I" (los huevos y yo). En ellos sólo hay huevos, huevos duros helados y marmóreos, sobre los que se ha echado un chorrito de mayonesa.

La Maison Volpé

Natalia Ginzburg

ECHANDO DE MENOS LOS PASTELES

Al comprender a mis expensas que la libertad nunca ha alimentado a nadie, llegaba a echar de menos los pasteles y los lokmas con los que me atiborraba, poco tiempo antes, en el camarote de Nazim Enver de El Otomano.

La cocinera de Himmler
Franz-Oliviert Giesbert

LO APROVECHABA TODO

Acabé migrando hacia las cercanías del Puerto Viejo, donde rebuscaba entre la basura de los restaurantes tras la hora del cierre. Los días de suerte, podía disfrutar de langosta o cangrejos, o bien piña y restos de tarta. Sin olvidar los mendrugos de pan. Lo aprovechaba todo, y Teo también.

La cocinera de Himmler

Franz-Oliviert Giesbert

BANQUETE DEL CRISANTEMO

Tofu frito servido en un caldo de algas arame. Croquetas de pulpa de soja. Tallos de crisantemos hervidos en caldo de pescado. Sardinas cocinadas al estilo de Kurama. Albóndigas de tofu, hierbas, huevos y semillas de sésamo. Tocino guisado en té bancha y láminas de tofu fresco servido con carne y ciruelas pasas. Y también algunas verduras que Koishi ha macerado en salvado de arroz.

Los misterios de la taberna Kamogawa
Hisashi Kashiwai

ESPERANDO MI LENGUADO

El local estaba abarrotado y me dieron una mesa frente a la puerta, de modo que podía observar las entradas y salidas de la gente mientras daba sorbos a la bebida y esperaba mi lenguado. Entonces me di cuenta de lo agradable que era no estar esperando a nadie, ser libre, sin ataduras ni tensiones durante esa hora larga que pasé allí dentro. Al final, salí con la sensación de haber disfrutado intensamente del momento, como en unas auténticas vacaciones.

La casa junto al mar
May Sarton

REBANADA DE PAN TOSTADO CON SOBRASADA

No recordaba cuándo perdió la fe. Tenía la sensación de que era verano. Montado en el caballo de cartón del tiovivo con cinco años, antes de llegar al uso de razón, para ese niño Dios era el miedo a la oscuridad, el dedo amenazante y el ceño adusto del padre; era aquel anciano de barba blanca sentado entre nubes de algodón que veía en los libros de Historia Sagrada o aquella hostia consagrada de la primera comunión que tomó vestido de marinero. Contra esa primera noción de Dios estaban los nidos de los pájaros y el sabor de la rebanada de pan tostado con sobrasada, que se había instalado en su paladar...

Era verano cuando perdió la fe

Manuel Vicent

POLLO ASADO

Hay restaurantes donde sólo se come pollo asado. Filas y más filas de pollos giran en el asador. Los camareros pasan de una mesa a otra a toda carrera llevando platos calientes de pollo. A tu alrededor no descubres rastro alguno de otro tipo de comida. Salimos tan asqueados de pollo que tenemos la impresión de que nunca más en la vida podremos volver a probar ni un trocito de esta carne.

La Maison Volpé
Natalia Ginzburg

CABALLAS

-¿Podría comer algo? Estoy muerto de hambre -rogó.

-A los nuevos clientes yo mismo les selecciono lo mejor que tengo en la cocina -explicó Nagare.

Se puso el gorro y se dio la vuelta. Kuboyama iba a dar un sorbito a su té, pero de pronto levantó la cabeza y le gritó.

-¡Nada de caballa, ¿eh?!

-Descuida -repuso el otro volviéndose-, pasamos muchos años juntos como para olvidarme de algo así.

Los misterios de la taberna Kamogawa

Hisashi Kashiwai

PRODUCTO, PRODUCTO, PRODUCTO

No pongas demasiada sal en los platos. Tampoco endulces mucho los postres. Escatima siempre el aceite, la mantequilla y las salsas. Lo más importante de la cocina es el producto, lo segundo el producto y al final el producto.

La cocinera de Himmler
Franz-Olivier Giesbert

EL PLACER TRANQUILO DE COMER

Las mil latitas expuestas en las tiendas de alimentación llevan imágenes de los animales más variados y seductores, faisanes, perdices, gamos, cabritos y ciervos; exhiben nombres apetitosos y exóticos, y vistas de paisajes lejanos a donde sería muy bonito ir. Pero el que vive aquí desde hace tiempo no se llama a engaño: sabe bien que el contenido de esas latitas es siempre food, es decir, nada. Nada que se pueda comer con simpatía cordial, con placer tranquilo.

La Maison Volpé
Natalia Ginzburg

MELOCOTONES FLAMBEADOS

A mediodía volví a la cocina para no volver a salir hasta el final de la tarde cuando mi menú, salvo el plato principal, estuvo listo.
Para comenzar, varios entrantes:

Pastel de berenjenas, alcachofas y gruesos langostinos con albahaca.

Después, el plato principal:

Bacalao al ajo, con leche y eneldo.

Por fin, el festival de postres:

Tarta de manzana sin masa, suflé helado al Grand Marnier y melocotones flambeados con kircsh.

La cocinera de Himmler

Franz-Oliviert Giesbert

SAKE Y BESUGO

Nagare miró por la ventana.

-Está nevando.

-Es verdad, ya empieza.

-Esta noche tomaremos sake contemplando la nieve.

-Pues compré uno perfecto para eso.

Sacó de la nevera una botella de sake.

-Setchubai, claro que sí. Un pelín dulce para mi gusto, pero maridará bien con el nabe de besugo.

Los misterios de la taberna Kamogawa

Hisashi Kashiwai

CHARLOTA DE PERAS

Me encargué de la cena del Berghof tres días seguidos y, a juzgar por los cumplidos de los comensales, tuve un éxito rotundo, aunque al Führer no le hicieron demasiada gracia mis postres. Solo le gustaban los pasteles de mantequilla y nata montada, que nunca han formado parte de mi repertorio. Parece ser que se comía tres trozos seguidos. En cambio, no repitió ni de mi tarta del primer día, ni de mi charlota de peras del día siguiente, ni de mi babá al ron del último.

La cocinera de Himmler
Franz-Olivier Giesbert

TOMA UN HUEVO ANTES DE IR A TRABAJAR

La ciudad está llena de invitaciones a comer y a beber. En cada esquina se ve un cartel con un huevo pasado por agua y la sensata sugerencia: toma un huevo antes de ir a trabajar.

La Maison Volpé

Natalia Ginzburg

POLLO ASADO CON PURÉ A LA ALBAHACA

Me dio la tablet y me reconocí en la foto. Estaba de pie, detrás de Himmler sentado a la mesa, con una gran bandeja entre las manos, creo recordar que llevaba pollo asado con puré a la albahaca, una de mis especialidades: al Reichsführer-SS le encantaba.

La cocinera de Himmler

Franz-Olivier Giesbert

EL HABITUAL BISTEC OSCURO

En el cine asistimos a largas proyecciones publicitarias de restaurantes chinos, indios, españoles, con orquestas, palmeras, flores, clientes que comen con un fez o un sombrero en la cabeza, extasiándose ante un plato donde, sin embargo, nos parece entrever el habitual bistec oscuro y la habitual hoja de lechuga.

La Maison Volpé

Natalia Ginzburg

HUESOS DE CIRUELAS

Se pasea por nuestro cuarto, nos pregunta de dónde vienen los objetos, nos pide prestado algún libro, merienda con nosotros, escupe con nosotros los huesos de las ciruelas desde la terraza.

Las relaciones humanas

Natalia Ginzburg

  

APROVECHA EL MOMENTO

Cuando los lóbulos de las orejas de quién has invitado a cenar, se encienden, después de una buena carne y un buen vino, es el momento de pedir favores y de dar las malas noticias.

Mary Frances Kennedy Fisher

(A lo grande. Inma Díaz)

LAS ESTRELLAS NUNCA HAN ALIMENTADO A NADIE

Siempre hay menos comida en el cielo que en el propio guiso. Las estrellas nunca han alimentado a nadie.

La cocinera de Himmler

Franz-Oliviert Giesbert

(Potaje de habichuelas blancas y ensalada de aguacate y mandarina. Inma Díaz)

TARTA DE BAYAS DE SAÚCO

Hubo comidas memorables -una vez cenamos trucha pescada por Gordon, espinacas de Nueva Zelanda deliciosas hasta lo inefable, patatitas recién cogidas del huerto y una tarta de bayas de saúco que Joy hizo en recuerdo de nuestros veranos en el río Houslin, en Rowley, cuando éramos niñas-.

La casa junto al mar

May Sarton

ÉL Y YO

A él le gustan los tallarines, el cordero lechal, las cerezas y el vino tinto. A mí me gustan la sopa de legumbres, la sopa de pan, la tortilla y las verduras.

Él y yo

Natalia Ginzburg

(Gazpachuelo. Inma Díaz)

CAPUCHINO

Nos machacan con la necesidad de dieta y ejercicio para envejecer en forma. Así será, pero no hay que generalizar. Yo nunca fui atlética, de modo que no hay razón para que me mate haciendo ejercicio tarde en la vida. Me mantengo en forma paseando a las perras hasta la cafetería más cercana para tomar mi capuchino.

Mujeres del alma mía

Isabel Allende

COCINAR ES UN PLACER

Me encantaba pelar verduras o preparar pasteles bajo su benévola mirada. Ella aprovechaba para filosofar o hablarme de la vida. Cuando cocinábamos, se quejaba a menudo de que la humanidad era esclava de la glotonería: esta comida nos ofrece el impulso vital, decía, pero cuando, por desgracia, solo escuchamos a nuestros estómagos, estamos cavando nuestra propia tumba.

La cocinera de Himmler

Franz-Olivier Giesbert

(Joven cortando cebollas. Gerrit Dou)

CAMARONES ENCHILADOS

Gregorio, a cada tanto, hace una pausa y come un poco del arroz y los camarones enchilados. Para algunos, en este sitio es donde los preparan mejor en toda la Isla.

Gregorio y Hemingway

Jesús María Silveyra

DULCE DE MEMBRILLO

Entonces, con los mil rodeos que acostumbra, me contó que varios días antes, ausente él de la casa, había llegado a la fonda un forastero; había comido un par de huevos fritos, guiso de carnero, dulce de membrillo, y luego se había encerrado en la pieza que le dieron sin abrir el pico.

El mensaje

Francisco Ayala

SIN NOTICIAS DEL COLESTEROL

Mis padres vivieron un siglo sanos y nunca los vi sudar en un gimnasio o restringirse en la comida. Tomaban un vaso o dos de vino en la mesa y un cóctel por la noche. Consumían crema, mantequilla, carne roja, huevos, café, postres y toda clase de carbohidratos prohibidos, pero con moderación; no engordaban y no habían oído hablar del colesterol.

Mujeres del alma mía

Isabel Allende

BISTEC A LA DESOLACIÓN

En Londres, cuando los italianos se encuentran, hablan de restaurantes. En todo Londres no existe un restaurante donde sea agradable reunirse a charlar y a comer. Aquí los restaurantes están demasiado llenos o demasiado vacíos. Y todos tienen un carácter de formalidad o de desolación. A veces los dos caracteres se funden; a veces sobre la desolación prevalece la formalidad: rígidas butacas de respaldos altos, señoras con abrigos de pieles, jarras de plata; a veces lo que prevalece es la desolación, un mortecino abandono; por lo demás, en todas partes se comen más o menos los mismos platos, los mismos bistecs oscuros y rizados, con un tomatito hervido al lado y una hoja de lechuga sin aceite ni sal.

La Maison Volpé

Natalia Ginzburg

MERMELADA DE TOMATES CHERRY

Tenía pendiente no solo plantar las últimas flores, por si acaso, tarea que cumplí, sino también -¡qué locura!- hacer mermelada de tomates cherrys verdes. Los hay por docenas, así que los recogí hasta llenar cuatro tazones, les puse una capa de limón, canela y jengibre por encima, añadí un par de cucharadas de azúcar y mañana, antes de la excursión, los dejaré hervidos.

La casa junto al mar
May Sarton

CRISTALITOS DE SAL

Un recuerdo muy vivo de esos días es el de ir, mandado por mi madre, a comprar sal a la tienda de ultramarinos de enfrente y, después, mientras subía las escaleras, abrir el cucurucho y meterme en la boca algunos cristales que, al derretirse, me sabían a algo al mismo tiempo extraño y familiar.

Las pequeñas memorias

José Saramago

AZÚCAR

Lluvia de arroz, risas, y buenos deseos hay ese día en Cojímar. En Cuba, las secuelas de postguerra han traído aparejada la baja vertiginosa del precio del azúcar, con quiebras financieras y corridas bancarias, que hasta provocan el suicidio del gran magnate azucarero, el Pote Rodríguez. Aquello fue de locos, de veintidós centavos la libra que alcanzó el azúcar en mayo de 1920 -época conocida como la "Danza de los Millones"- a tres centavos en diciembre de 1921.

Gregorio y Hemingway

Jesús María Silveyra

(Azucarillo. Inma Díaz)

ENSALADA DE BOGAVANTE

Al final, devoramos la ensalada de bogavante junto al fuego y charlamos un rato sobre cómo cambia nuestra visión de los otros con el paso del tiempo, que es algo sobre lo que reflexiono mucho últimamente.

La casa junto al mar

May Sarton

POTAJE A LA ESPAÑOLA

A medida que las niñas crecen, Dolores les irá enseñando a coser y bordar, así como las normas de cortesía y de buena educación: que se como con la boca cerrada; que así se agarran lo cubiertos; que los domingos hay que ir a la iglesia y recuerden no comer antes de ir a comulgar; que ya dejen de ir a molestar a la tía Candelaria; o que así se bailan nuestras isas y folías... Sí, Dolores era quien ponía la reglas en aquel hogar, más canario que cubano, donde se comía mucho caldo de pescado y potaje a la española.

Gregorio y Hemingway

Jesús María Silveyra

VERDES UVAS

La gente finge que no les gustan las uvas cuando las vides están demasiado altas para alcanzarlas. 

Margarita de Navarra

EN LA TERRAZA

Le sirven primero su refresquito de cola, luego el plato de sopa, seguido del de camarones enchilados con su guarnición de arroz blanco. Para lo último, queda el dulce. A veces, cambia los camarones por un filete de pescado al aceite pero, por lo general, el menú sigue el devenir ordenado de su rutina diaria y no presenta mayores cambios.

Gregorio y Hemingway

Jesús María Silveyra

UN ASADO ENTRE AMIGOS

Mi viaje —ya en coche— fue también por el Baix Empordà, desde La Fosca, en donde tienen casa familiar los Trías, con parada obligada en Llofriu para conversar con calma con Rosa Regàs, que vive rodeada de vegetación ordenadamente selvática y una coraza de 35.000 libros. Tomar el aperitivo en el jardín y comer después un asado entre la madera de una casa con historia fue la primera experiencia del viaje.

Viaje en autobús

Jesús Munarriz

DULCE DE GUAYABA

Una vez vestido con ropa limpia, el viejo va hasta la cocina. Se prepara un café, unos huevos salcochados y pan con dulce de guayaba, no sin antes encender su tabaquito.

Gregorio y Hemingway

Jesús María Silveyra

(Guayaba en flor. Inma Díaz)

PESCADO Y VINO DEL RIN

A través del torno llegó de la cocina el plato de pescado. Los sirvientes lo cogieron del aparador y se apresuraron a servirlo. Trajeron, además, una salsa parecida a crema, y escanciaron vino del Rin, que producía un ligero escozor en la lengua.

El pequeño señor Friedemann

Thomas Mann

(Jureles y boquerones. Inma Díaz)

ACCIÓN DE GRACIAS

Hicimos un pollo asado con puré de cebolla, que a Judy le salía tan bien, y unos arándonos que Gracie Warner me trajo de su pantano cuando vino a verme, zumo de los Warner y patatas de los Woodson-Barton. Todas las hortalizas eran de los huertos vecinos, así que la comida fue una bendición muy especial. El relleno de castañas nos trajo recuerdos de mi madre. La tarta de carne picada se sirvió en los platos bávaros -con sus flores rosas y verdes brillantes- que Anne Thorp me dio cuando cerró su casa de Cambridge. En todas las familias hay recuerdos que se van tejiendo alrededor de una comida, la cual adquiere su solemnidad gracias a ellos. Los tenedores de plata eran de la madre de Judy, con forma de concha...

La casa junto al mar

May Sarton

ASADO DE CABRITO

Griselda terminó de asar la carne y al volverse hacia el viejo lo vio con los ojos cerrados, con una expresión de serena complacencia que nunca antes le viera.

-Está listo el asado. Venga a la mesa.

-Traiga. Voy a comer en la cama.

Nombre de torero

Luis Sepúlveda

ESPERANDO A MI LENGUADO

El local estaba abarrotado y me dieron una mesa frente a la puerta, de modo que podía observar las entradas y salidas de la gente mientras daba sorbos a la bebida y esperaba mi lenguado. Entonces me di cuenta de lo agradable que era no estar esperando a nadie, ser libre, sin ataduras ni tensiones durante esa hora larga que pasé allí dentro. Al final, salí con la sensación de haber disfrutado intensamente del momento, como en unas auténticas vacaciones.

La casa junto al mar

May Sarton

¿HELADO DE AGUACATE?

Ya no se conformaban con un simple helado de chocolate o de vainilla. No. Ahora exigían los sabores envueltos en la cáscara del exotismo: piña, mango, papaya, maracuyá. Su mismo hijo lo había sorprendido preguntándole si no se hacían helados de aguacate. Sí. Todo había cambiado súbitamente y no dejaría de cambiar.

Nombre de torero
Luis Sepúlveda

LANGOSTA Y VINO BLANCO

Llegaron como una hora tarde porque se perdieron, y yo las estuve esperando a la intemperie junto a la floristería de Foster, muerta de frío, para enseñarles el camino, y me imaginé toda clase de cosas horribles, claro. Pero enseguida lo olvidamos al calor del fuego y la alegre charla, con bebidas, langosta y un vino blanco espléndido que Dorothy había traído.

La casa junto al mar

May Sarton

MEMBRILLOS Y OTROS FRUTOS

La primera niebla helada en verdad majestuosa llegó esta mañana
y todos le dieron la bienvenida con membrillo y otros frutos.

Niebla de hielo en Ihatov

Alejanddra Pizarnik

TOMATES A LA FRANCESA Y ENSALADA DE MARISCO

Ayer los French vinieron a verme por primera vez. Estuvimos comiendo juntos y fue una visita casi perfecta. Llegaron temprano de Nelson, sobre las diez y media, y por suerte ya lo tenía todo listo: la ensalada de marisco, los tomates cortados y aliñados a la francesa, los huevos rellenos y la mesa preciosa con un grueso ramo de rosas en el centro.

La casa junto al mar
May Sarton

CENA

Toqué la puerta con los nudillos y esperé. Al abrirse me inundó un olor a cebolla friéndose y mantequilla derretida. Pedro, vestido como siempre, con su camisa de cuadros y su chaleco de punto, se echó a un lado invitándome a pasar.

La cena resultó opulenta, somo siempre. Creo que Pedro usaba mi presencia como excusa para pasar largas horas preparando esos platos que no cocinaría estando solo. Cenamos entraña de ternera con salsa de almendras sobre una base de patatas panadera y setas. De postre, un bizcocho de limón con glaseado. Después, un café de puchero caliente y suntuoso al que Pedro no me dejó añadir azúcar para no distorsionar su sabor.

Un libro de familia
Santiago Pajares

ENSALADA DE CHAMPÁN Y BOGAVANTE

Ayer y anteayer tuvimos unos perfectos días de junio; claros, frescos y llenos de un verde que aún se ve muy vivo, pero hasta que no florezcan los lirios, hay poca cosa que recoger en el jardín. Robé una pequeña madreselva de la orilla del camino solo para tener algo con que adornar el porche, porque Nancy Woodson cumplía dieciocho años y venía un motón de gente a celebrarlo con ensalada de bogavante y champán.

La casa junto al mar
May Sarton