Me encantaba pelar verduras o preparar pasteles bajo su benévola mirada. Ella aprovechaba para filosofar o hablarme de la vida. Cuando cocinábamos, se quejaba a menudo de que la humanidad era esclava de la glotonería: esta comida nos ofrece el impulso vital, decía, pero cuando, por desgracia, solo escuchamos a nuestros estómagos, estamos cavando nuestra propia tumba.
La cocinera de Himmler
Franz-Olivier Giesbert
(Joven cortando cebollas. Gerrit Dou)
No hay comentarios:
Publicar un comentario