20 agosto 2011

Caldo para revivir


Esteban sintió abrirse la puerta, y oyó pasos menudos sobre el suelo de madera. Era una mujer. Percibió el sonido de su vestido, rozando los muebles, y enseguida un aroma fresco y dulce, como el de las flores cuando se acaban de regar. Incluso creyó ver su rostro. Pareció emerger de la oscuridad, encendido y resplandeciente, y oyó que le pedía que tomara algo de comer: "Si no comes -le dijo-, nunca te despertarás". Esteban tomó un sorbo de caldo y se acurrucó de nuevo en la cama.

La princesa manca
Gustavo Martín Garzo

(Jean Etienne Liotard)


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