04 noviembre 2012

Dos huevos duros

Al despertar me he encontrado en un extraño estado, más febril que ansioso. He dejado el teléfono descolgado, he acometido la relectura de mi Rousseau y de mi Montesquieu. He leído 10 horas seguidas, interrumpiéndome apenas para comer dos huevos duros y una loncha de jamón.

La edad de la discreción.
Simone de Beauvoir

(Bodegón oval. Gabriel Alonso)

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