05 febrero 2016

Caramelo de dos Pfennings

Fue poco antes de la guerra, en las afueras de Dantzig, donde había nacido. En la esquina de la calle había una tienda de comestibles, cuya puerta, al abrirse, hacía sonar un timbre que todavía le parecía oír.
"Un caramelo de dos Pfennings", pedía apretando con fuerza la moneda.
Era un caramelo muy acidulado, verde y rojo, que luego chupaba durante una hora, ¡hasta que se le agrietaba la lengua!

La sed
Georges Simenon

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