En las paradas siempre sirven lo mismo: un plato de trigo sarraceno de grano suelto, un pincho caliente de carne de cordero y un vaso de agua, y de postre, un vaso de té. Me resulta difícil entablar alguna conversación porque desconozco el farsi, pero la atmósfera es agradable, los hombres se muestran amables, sonrientes. Las mujeres, en cambio, miran para otro lado.
Viajes con Heródoto
Ryszard Kapuscinski
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