De pie ante la mesa bebió a lentos sorbos su café y comió un panecillo. Se encontraba satisfecho de sí mismo y orgulloso de su decisión. Cuando terminó, sacó un cigarro y se sentó de nuevo al lado de la ventana. El desayuno le había proporcionado un cierto bienestar y se sentía feliz y esperanzado.
El pequeño señor Friedemann
Thomas Mann
(Desayuno frente a la ventana. Inma Díaz)
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