Un bacalao seco es como una momia, pero se mete en agua y se transforma en otra historia.
Sólo a un genio se le ocurre remojar la momia, utilizar el agua del hervor, moverlo con un poco de aceite y ajos para convertirlo en bacalao al pil pil.
De ahí sale todo un discurso teológico.
Reflexiones de Robinsón ante un bacalao
Manuel Vázquez Montalbán
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