Pero la Rita pondría también una sopa de arroz con caldo de cocido y azafrán de primer plato, y, luego, lo que hubiera de fruta y un flan; y, ese día comerían en la sala en vez de en la cocina, en la camilla, que ya había mandado que la arreglaran la pata que estaba desencolada, y sacaría los platos de su madre, blancos con una lista azul, que eran una divinidad, y las servilletas de cuadros rojos y blancos. Y la Sabina la del horno, que la asaba el cordero, la dejaría, además unos cubiertos de alpaca y el cucharón y la sopera.
El arreglo de boda
José Jiménez Lozano
(Carl Heinrich Bloch)
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