-Déme un huevo, Rita.
Ésa era otra de las cosas que habían cambiado en su vida: ya no había comidas fijas, ni horas para nada. Comían a su antojo cuando tenían hambre.
Müller rompió el huevo en un tazón, lo batió y añadió leche de coco, azúcar de caña y zumo de piña. Luego se tomó el batido y se restregó la perilla.
La sed. Georges Simenon, 2004
(Huevo frito en sartén. Molleda)
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