Humboldt ayudaba a los científicos jóvenes siempre que podía, intelectualmente pero también en lo económico, por difícil que fuera su propia situación. Hasta tal punto que a su cuñada Carolina le preocupaba que sus supuestos amigos se aprovecharan de su generosidad: "Come pan seco para que ellos pueda comer carne". Pero a Humboldt no parecía importarle.
La invención de la naturaleza
Andrea Wulf
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