Mucho tiempo después de estos acontecimientos, yo estaba en la corte de los feacios y hasta allí llegó, naúfrago, procedente del mar, un hombre misterioso y sin nombre. Fue acogido como un rey, y fue honrado con todos los ritos de la hospitalidad. Durante el suntuoso banquete que fue preparado para él, yo canté las aventuras de los héroes, porque soy un aedo, y cantar es mi oficio.
Homero, Ilíada
Alessandro Baricco
(La mesa está puesta. Joan Pau Puges Allegue)
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