Cual si de pronto se entreabriera el día
Despidiendo una intensa llamarada,
Por el acero fúlgido rasgada
Mostró su sangre roja la sandía.
Carmín incandescente parecía
La larga y deslumbrante cuchillada,
Como boca encendida y desatada
En frescor borbotones de alegría.
La sandía
Salvador Rueda
(Vendedora de sandías. José Javier Toro)
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