05 agosto 2008

Tony para cenar


Pollo para cenar. Se detuvo en la puerta y fue retrocediendo a medida que el aroma del pollo asado le atacaba las narices. Pollo, pero ¿de dónde había salido? El único animal que quedaba en el gallinero era Tony, el gallo gigantesco. Su madre no mataría nunca a Tony. Quería al Tony aquel por su cresta airosa y grande y sus plumas hermosas y coquetas. Le había puesto unas ajorcas rojas de plástico sobre los espolones de las patas y se moría de risa al ver la vanidosa arrogancia de sus movimientos. Pero era Tony: en el escurridor vio las dos ajorcas partidas por la mitad, semejantes a dos uñas rojas.


Espera a la primavera, Bandini
John Fante

(A comer... Amanda Tomasoa)

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