Tercera Hermana volvió a casa con las perdices. La carne fue para Madre, la sopa que se hizo con ellas se la comieron mis hermanas y el pequeño bastardo Sima, y los huesos fueron para mi abuela, que los hizo crujir fuertemente. Grandes pechos amplias caderasMo Yan
(Perdices rojas. Gonzalo Gil)
1 comentario:
Las dentaduras postizas de las abuelas ya no son lo que eran, ahora se fijan con un pegamento especial, que no lo mueve ni los pequeños huesos de las perdices...
Original y divertido. Bonito cuadro, pensé que eran codornices... tengo seguir aprendiendo.
Saludos.
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