25 junio 2010

Té con leche


Intento aparentar indiferencia,
parecer distraído, hacerme el loco.
Lo intento. Pero es de todo punto
inútil. El deseo es más fuerte. Y cedo.
Y acabo por mirar. Y entonces, cuando

ya me he rendido (y sólo entonces),

la muy golfa se da puerta. No sin antes
vacilarme lo justo para que no abandone,
y le alegre el té con leche un día más.

Mañana nos vemos
Karmelo G. Iribarren

(Taza. Ángela Sierra)

1 comentario:

oliva dijo...

Es imposible no rendirse a un buen té con leche, sobre todo en invierno. Me ha gustado tu escrito.

Saludos.