02 mayo 2018

Una taza de té frío

Hasta las cinco no llegó ningún signo de vida de su habitación. Entonces hizo sonar la campanilla para llamar al criado y decirle que le preparase un baño frío. No quiso comer y sólo tomó una taza de té frío. Pasó la tarde recostado en el sofá, en aquella habitación a oscuras. Detrás de las paredes frescas resonaba y se fermentaba el verano.

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