20 septiembre 2008

El mar almuerza con nosotros


Tan cerca lo teníamos

que no era necesario llamarlo por su nombre.

Dolores apartaba del hogar la cazuela quemándose

los dedos.

Picaba la ensalada.

Con religiosa unción

vertía algunas gotas de aceite en los pimientos asados. Los

jureles

dejaban sobre el plato

brillar su plata verde.

Y entonces, cuando todo se hallaba bien dispuesto, sin llamar a

la puerta, con toda confianza

el mar se entraba en casa

y se sentaba luego a almorzar con nosotros.


El huésped del verano
Carlos Clementson

(Después del banquete. Juan Guillermo Manrique de Lara)

No hay comentarios: