08 mayo 2009

Los viernes, lentejas


Me recosté en tu cuerpo, mientras tú preparabas la comida.

El contacto de tu piel bronceada

me despertó los tigres, dormidos un momento,

y sentí que sus uñas me arañaban por dentro.

Aunque era mediodía, nos fuimos a la cama.

Luego la casa olía a lentejas pegadas.


Javier Salvago

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