30 mayo 2009

Postre y café


Una docena de soldados, más o menos, acudió a echar una mano, y cada uno de ellos cogió un mantel, lo dobló y se lo llevó a toda velocidad. Después los camareros regresaron para tender unos manteles limpios, sobre los cuales colocaron uvas y pepinos, sandías y peras de Hebei; también había algo llamado café de Brasil, que tenía el color de las batatas y emanaba un extraño olor.


Grandes pechos amplias caderas
Mo Yan

(El almuerzo de los remeros. Ana Pardo)

3 comentarios:

StraVaGantzZa dijo...

Se hace apetecible una merienda así!

JUANAN URKIJO dijo...

Evocador texto y sugerente plan: una merienda al aire libre, precisamente ahora que primaveramos y que va siendo hora de cenar.

¿Invitas?

Pues gracias.

PIZARR dijo...

Gracias por tus palabras y por tu visita.

Curiosa mezcla la que me encuentro en este blog, que veo que compartes con más gente, de pensamientos y sentimientos rodeados de frutas, verduras, legumbres y todo tipo de viandas.

Un saludo desde el Mundo de los Sueños