04 noviembre 2011

Pepino


Se acordó de cuando había ido al río a buscar agua y el mudo había introducido un pepino en su cubo, sonriéndole, como un zorro astuto, pero sin intenciones malignas, y a ella le había dado un vuelco el corazón por primera vez en su vida. Se había puesto roja como un tomate y había agachado la cabeza, clavando la mirada en la brillante superficie del agua y contemplando el reflejo de su rostro sonrojado. Más tarde, se había comido el pepino, y su sabor se le había quedado grabado durante mucho tiempo.

Grandes pechos amplias caderas
Mo Yan




No hay comentarios: