26 noviembre 2011

Champaña medicinal


El viejo, que sabía ser agradecido, se hubiese encariñado con ella, que alguna vez incluso tuvo que levantarse por la noche a atenderlo, pero tenía un defecto insoportable: no le perdonaba sus excesos y hacía alusión a ellos continuamente. La primera vez que como medicina había tenido que servirle una pequeña dosis de champaña, lo acompañó con la observación:
-Es de aquél que había usted comprado para ocasiones muy diferentes a ésta.

La historia del viejo y la jovencita
Italo Svevo

(L''instant Taittinger)

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