-Claro, claro, seguro que podré serle de utilidad, señorita Mei, seguro, pero venga, antes de contarme déjeme que coja su mochila y subamos, arriba en la cabaña charlaremos tranquilamente tomando un tazón de caldo o, mejor aún, un poco de sake, y ya me cuenta...
El viaje de Tanaka
David Cantero
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