Se acomodó en su asiento azul y mullido junto a la ventanilla; le pareció muy confortable. Compró una chocolatina y una botella de agua. comió un poco de chocolate relleno de melón de Yubari, era delicioso y todo un buen presagio, una buena señal. También tomó un tranquilizante, el viaje sería largo, unas diez u once horas.
El viaje de Tanaka
David Cantero
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