Al llegar a la plaza de las Salesas entré en un bar, casi vacío entre misa y misa, pedí un café y me senté dando la espalda al camarero, para enfocar la puerta de la iglesia de Santa Bárbara a través de un ventanal pintado con letras blancas. Así, entre las dos mitades de un letrero que prometía los mejores bocadillos de calamares de Madrid, vi salir la cabecera de a procesión.
Los pacientes del Doctor García
Almudena Grandes
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