23 diciembre 2006

Invitado a cenar


Al poco tiempo me convertí en una especie de pensionista vespertino y, tras un breve alegato, las hermanas aceptaron que yo pusiera por lo menos el vino para acompañar las cenas y que los domingos aportara las empanadas.

Historia de amor sin palabras
Luis Sepúlveda

No hay comentarios: