Entonces capturé el brillo que esmaltaba sus ojos, me contemplé a una luz anaranjada y tibia, y rescaté a la vez frío y calor, cálculo y deseo, y el premio consistió en ganar quince años de un golpe, todos esos años que había perdido por las esquinas de mi vida volvieron a mí, y yo volví a tener diecinueve años, porque me puse tan nerviosa que dejé escapar una risita histérica al mismo tiempo que derribaba la copa del agua con un gesto incontrolado de la mano izquierda y mi servilleta caía a suelo, incapaz de mantenerse en equilibrio sobre un frenético juego de piernas.
-¿Compartirías conmigo un postre? -le pregunté al final.
-Y más cosas -me contestó.
Atlas de geografía humana
Almudena Grandes
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