Ha sido una sobremesa larga: tute, dominó, coñac, anís y vodka ruso traído de fuera, puros y café, palabrería cada vez más ruidosa, y yo, intentando que todo ello me apartara de un único pensamiento. Cuando este pensamiento mojaba de sudor mis manos, mis ojos se dirigían a Cipriana y siempre encontraba su mirada.
La higuera
Ramiro Pinilla
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