Parecía exhausta de furia y de llanto, pero cuando me oyó quedar con Experta en el cementerio a las dos y medias, se levantó de un salto y me agarró del abrigo con tanta fuerza como si hubiera desayunado huevos fritos con tocino después de dormir nueve horas.
Los pacientes del Doctor García
Almudena Grandes
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