Unos hombres (¿sacristanes?, ¿monaguillos?) reparten dulces entre los fieles: ya un trozo de pastel, ya de mazapán, ya un caramelo. El que sostenga la mano extendida durante un rato largo podrá hacerse con dos o, incluso, tres raciones. Hay que comerse el dulce o depositarlo sobre el altar.
Viajes con Heródoto
Ryszard Kapuscinski
No hay comentarios:
Publicar un comentario