Pero no, porque ella tenía gustos de señorita, y me dijo, mejor nos vamos en septiembre, que no hay nadie, y estamos en un hotel de lujo por el precio que ahora nos cuesta uno barato, y yo pensé para mí, gloria, y le dije que sí, que lo que ella quisiera, y pasamos julio y agosto en grande, pero en grande de verdad, buah, no veas, todo el día encerrados en casa, con las persianas echadas para que no entrara el calor, ganduleando en la cama hasta la hora de comer... Luego, a la caída de la tarde, ella hacía una tortilla de patatas y unos filetes empanados y nos íbamos a la Casa de Campo a cenar y, ya te digo, allí estábamos hasta las dos o las tres de la mañana, tan ricamente...
Atlas de geografía humana
Almudena Grandes
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