El Beagle, de 27 metros de eslora, era un barco pequeño, pero equipado hasta arriba: llevaba desde miles de latas de carne en conserva hasta los instrumentos de prospección más modernos. FitzRoy había insistido en llevar 22 cronómetros para medir el tiempo y la longitud, y conductores de rayos para proteger el barco. El Beagle llevaba azúcar, ron y guisantes secos además de los remedios habituales contra el escorbuto, como pepinillos y zumo de limón. "En la bodega no cabía apenas un saco de pan más", escribió Darwin, admirado por el aprovechamiento del espacio.
La invención de la naturaleza
Andrea Wulf
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