
Las mandrágoras exhalan su fragancia,
y a nuestra puerta están todos los manjares,
nuevos y viejos,
que he guardado para ti, amado mío.
Cantar de los cantares del Rey Salomón. 7:10-13
(Fernando Botero)
Somos un grupo de amigos. Nos gusta cocinar, saborear la amistad y la buena mesa.






Andréi Yefímyh no lee tan aprisa ni con tanto ímpetu como lo hacía Iván Dmítrich cuando leía; por el contrario, lee con lentitud y penetración, deteniéndose a menudo en los párrafos que le gustan o que no entiende. Siempre tiene junto al libro una garrafilla de vodka, y sobre el mantel, sin plato, un pepinillo en salmuera o una manzana macerada. Cada media hora, sin levantar los ojos del libro, llena una copa de vodka, se la bebe, y sin mirar, a tientas, coge el pepinillo y muerde un trocito. 






Que te dan gloria bendita...
Pastelillos de toronja
y dulce de leche frita
Se dice que fue la virgen
que en sueños se apareció
A la madre superiora
y esta receta le dió
Medio kilo azúcar blanca
Agüita del avellano
Y al perol la calabaza
Tres Salves, y un Padrenuestro
y la gracia de tus manos....
Alacena de las monjas
Carlos Cano
(Calabaza. Diane Pedersen)



Avellanas bulliciosas, Chana
Duraznos
Excelencias felices, golosos huecos
Impetuoso jolgorio, kermés, libar mimoso
Narcótica ñora o picante queso
Racimo sexual, turgentes uvas...
Vino wagneriano, xilófono yacente. Zalamerías.
Abecegulapoema. Inma Díaz





Se había hecho deshuesar muslitos de pollo, había comprado butifarra para rellenarlos y guisárselos con la tecnología punta de la pepitoria con nueces picadas acompañada de un paisaje de alcachofas...
No quería complicarse la vida cosiendo los muslitos sobre su relleno e hizo una farsa de carne de cerdo, de pollo y jamón más algo de miga de pan, huevo y una trufa. Rellenó los muslos, los salpimentó, los untó con aceite con un dedo y los envolvió en papel metálico para hacerlos en papillotte. Mientras tanto tramó el sofrito, le añadió vino blanco, la picada de huevo duro, ajo, perejil y nueces y corrigió la salsa con un chorrito del coñac que conservaba de las trufas. Una vez cocidos los muslitos, les quitó la mortaja, estaban perfectamente ensimismados y los dejó cocer cinco minutos con la pepitoria que bien podía nominar como si fuera suya. "Pepitoria Pepe Carvahlo." Todo ser humano debería poder tener un hijo, escribir un libro, plantar un árbol y patentar una receta de pollo en pepitoria. 

